Cuentos con Valores, una app para disfrutar de la lectura

Esta aplicación infantil incluye además una guía para padres


Desde la irrupción de los dispositivos digitales, especialmente de las tabletas infantiles, los cuentos han dejado de leerse solamente para pasar a leerse, escucharse, interactuar con ellos... Cada vez son más las aplicaciones de cuentos infantiles que se lanzan al mercado, y que, lógicamente, hacen las delicias de los más pequeños.
Cuentos con Valores es una de estas aplicaciones de cuentos infantiles. En esta ocasión, se trata de una app para sistemas iOS, disponible para iPhone y iPad y desarrolladas para niños a partir de dos años de edad.
Los cuentos, divertidos, tienen además un componente fundamental: tratan sobre valores positivos como la amistad, el respeto, la autoestima o la tolerancia.
La aplicación cuanta además con una guía para padres en donde podrás ver ejercicios y consejos para hacer de la lectura un momento agradable y constructivo para tu pequeño.
La app presenta siete idiomas y un modo audiolibro, además de juegos educativos. Se descarga de manera gratuita con un cuento de muestra, y, a partir del primero, se ofrecen diferentes packs de libros a un precio de 4,49 euros. Si se quiere comprar un solo cuento, el precio será de 1,79 euros. Eso sí, se ofrece la posibilidad de probar el nuevo cuento antes de comprarlo.




La importancia de los límites....
¿QUÉ NO QUIERO QUE SEA MI HIJO?
A menudo, como adultos, tenemos que convivir con personas difíciles. Aquellas que se creen con derecho a decirlo y tenerlo todo. En el momento que quieren. Personas que no admiten sus errores y traspasan la responsabilidad a las demás. Que son incapaces de ponerse en la piel de los demás y se sitúan en un peldaño por encima. Que exigen sin dar nada a cambio.

Si estas personas te molestan… piensa… ¿qué estás haciendo para que tu hijo no sea de estas personas?
¿Le estás enseñando a aceptar sus fracasos?
¿Le consientes todo lo que quiere aunque no se lo merezca?
¿Le estás ayudando a que distinga entre capricho y necesidad?
¿Sabe dónde están sus límites?

A veces pensar en términos de exclusión ayuda a centrar los objetivos: ¿qué NO quiero que sea mi hijo?





«No es que los niños alemanes sean más listos. Es que aquí los atornillamos a la silla»

Día 01/10/2013 - 07.35h

El autor de «Rompe tu zona de confort» asegura que hay que cambiar la educación de los más pequeños

«No es que los niños alemanes sean más listos. Es que aquí los atornillamos a la silla»
Gregory Cajina, autor de «Rompe tu zona de confort» (Oniro), vive a caballo entre Alemania y Madrid, lo que le permite hacer continuamente comparaciones entre los dos países. Para explicarnos como podemos aplicar la teoría de su libro —en el que se anima al lector a arriesgarse y a tomar sus propias decisiones en la vida—, a las relaciones entre padres e hijos, lo primero que hace es situarnos con una comparación entre ambos países. «Aquí el niño es el centro de la familia. En Alemania son importantes, pero son un miembro más. En Alemania la educación está muy orientada a la independencia del niño, algo que la enseñanza tradicional española dinamita. Aquí se atornilla al niño a la silla y se espera de él que no se levante hasta que acabe la carrera. No es que los niños germanos sean más listos, o tengan una composición cerebral diferente. Es que, al contrario de aquí, se educan en la independencia, la creatividad, o a la experimentación».
Por eso lo primero por lo que apuesta Cajina es porque los padres en España enseñen al niño a asumir su propia responsabilidad, desde su más tierna edad y durante la adolescencia. «Hay que enseñar al niño a romper con su propia zona de confort desde que tiene dos años, obviamente poniendo un límite. El mejor legado que pueden dejar unos padres a unos hijos no es el dinero, las propiedades... Sino la autoconfianza de saber que en su cabeza están todos los recursos para buscar o conseguir lo que necesita. El niño tiene que saber que podrá reinventarse, porque sabe mirar desde distintos puntos de vista».
¿Qué podemos hacer, entonces? El autor de «Rompe con tu zona de confort» aconseja fomentar la creatividad, la experimentación, el riesgo calculado... «Y en el proceso de aprendizaje, devolverle siempre la pregunta al niño. Si te dice con cuatro años que si puede saltar, le tienes que contestar que pruebe. Tienes que dejarle calcular su propia fortaleza. Lo más seguro es que si no le miras cuando se caiga ni siquiera llore». Hoy, continúa Cajina, sobreprotegemos a los pequeños. «Un niño se tiene que ensuciar para aprender a integrarse, se tiene que hacer daño para aprender a cuidar de sí mismo, y tiene que aprender a arriesgarse, a levantarse, a sacudirse el polvo y recomponerse cuando se pierden todas las canicas o las chapas».

Que se sientan queridos

El otro factor clave para su crecimiento, afirma contundente, «es que se sientan queridos, no rodeados de cosas». En muchas ocasiones los adolescentes (y los adultos) acaban recurriendo a la violencia contra otros y contra sí mismos por una ausencia de cariño (o sea, tiempo, atención) durante la infancia, el desafecto, un mínimo de contacto, de comprensión, de calidez... Y ojo, que la "ausencia estando presente" del padre/madre, o tutor adulto es tan lesiva como una agresión para el futuro del chaval. Y esto no hay Play Station que lo subsane»
En otras palabras, para Cajina, lo que los pequeños necesitan es tiempo. «Nuestro tiempo. Entre otras cosas, para ayudarles a que afloren esas virtudes con las que nacen de fábrica... en lugar de insistir en convertirles en lo que nosotros ¿sabemos? que ellos ¿deben? ser. Eduquen, extraigan, descubran todo aquello en lo que el chaval despunta y, sobre todo, disfruten y proporcionenle los recursos para que expriman esos talentos». «Dejemos de condenarles a desarrollar solo los talentos más demandados por el mercado con la intención de que se conviertan en un individuo rico de mayor... pero en un individuo que antes o después se preguntará... ¿Pero qué demonios estoy haciendo con mi vida?».
El autor de «Rompe con tu zona de confort» también nos ilustra durante nuestra charla sobre cómo podemos saber cuál de las ocho inteligencias establecidas por el psicólogo Howard Gardner presenta nuestro hijo. «La próxima vez que jueguen con sus pequeños aprovechen para observar los diferentes talentos naturales que demuestren. Lo sabran por la inusual habilidad y disfrute que demuestren. Fíjense en su uso del lenguaje (con ustedes el próximo Nobel de Literatura); su destreza en el uso de su capacidad motora (¿un nuevo atleta en ciernes?); su habilidad artística (pintura, escultura, arquitectura...; su empatía y simpatía (consigo mismo, con los demás; y, por supuesto, la habilidad que nuestra sociedad ceba con esteroides: la lógica cartesiana». «Tomen nota del modo en que le pequeño juega, en cómo se desenvuelve. Escriba algunos ejemplos, aunque sean anecdóticos, de aquello con lo que sonrie y, encima, es bueno haciéndolo».

La zona de confort en la adolescencia

¿Y cómo podemos romper la «zona de confort» durante la difícil etapa de la adolescencia? «Llevando al adolescente a ver las consecuencias de sus actos», responde Cajina. «Para que el aprendizaje se arraige tiene que conllevar emoción. Por eso un adolescente tiene que vivir, que ver las cosas. Por mucho que le cuentes lo que puede ocurrir si conduce bebido, a no ser que lo viva o que se lo cuente el líder de su grupo, no te hará caso. Es mejor que lo lleves al centro de Parapléjicos de Toledo, por poner un ejemplo. Ese tipo de cosas en Alemania ya se hace».
También, prosigue Cajina, hay que ser consecuentes tanto con los premios como con los castigos. «Los padres debemos poner la información encima de la mesa. Luego la decisión es de los adolescentes. Personalmente pienso que no se debe premiar lo que uno debe hacer, aunque sí penalizar lo que no se hace». «De otra forma empiezan los problemas con la motivación. Si tú das siempre a esa persona una recompensa, esa persona se habitúa a la recompensa».
Pero para eso, «lo primero que hay que hacer es involucrar al chaval en sus objetivos. Incluso por contrato», sugiere. «Por supuesto no tiene validez legal. El objetivo es dejar por escrito las reglas del juego entre padre e hijo, y cuales son las consecuencias si estas no se cumplen. Las penalizaciones pueden ser humorísticas o de chanza, como una donación a una causa que no le guste o algo sentimental que le duela... No es tanto por castigarle, sino por ligar la emoción a algo que él o ella no ha conseguido». Ahora bien, prosigue Cajina, «si el tipo ha estudiado pero ha sacado un seis, hay que ser flexibles... Ha habido trabajo, ha habido esfuerzo... demoslo por conseguido».

«Rompe tu zona de confort»





RECOGIDA DE TAPONES

Los tapones que estamos recogiendo ahora son para ayudar a este niño:



¡colabora!!



COMIENZO DE CURSO 2013/2014

La Asociación de Madres y Padres de Alumnos del Colegio Doctor Fleming os da la Bienvenida a todos los padres, alumnos, maestros y demás personas que trabajen en nuestro colegio o tengan cualquier tipo de relación con el mismo.

Aprovechamos para informar que durante esta semana del 23 al 27 de septiembre, estaremos todos las mañanas de 9 a 10 horas en el aula del Ampa, con las altas y renovaciones de socios y con las solicitudes de actividades extraescolares que nos hagais. Podeis ver cuales son, los horarios y precios, en la hoja que se entregó a todos los alumnos y en la que hay pegada en la puerta de nuestros centros.
El precio de renovación de socios es de 12 € y las altas de nuevos socios, de 17 €.
Los no socios pueden apuntarse a las actividades pagando una matrícula de 12 € por cada una de ellas.

¡¡Feliz curso!!



INSTRUCCIONES IMPRECISAS, DESOBEDIENCIA ASEGURADA

Si quieres que tu hijo haga su trabajo con calidad y de manera autónoma, comienza por trasmitirle de FORMA CONCRETA qué esperas de él. 
¿Y qué es “enseñar con claridad cosas concretas”?: 

- Describir su conducta con claridad y precisión, SIN JUZGARLA. “Hoy no has hecho los deberes”.
-Dar RAZONES para el cambio. ”Cuando hayas hecho los deberes, tendrás tiempo para jugar”.
- RECONOCER su esfuerzo. “Sé que estás cansado y solo te apetece jugar”.
- Enunciar con precisión la conducta que ESPERAMOS. ”Espero que acabes los deberes en media hora; si necesitas ayuda, pídemela”.
www.solohijos.com





Mensaje de tu hijo......















Frustración versus reciedumbre
Hijos fuertes ante las adversidades
14 reglas de oro para educar a tu hijo con reciedumbre 

  • Para tener reciedumbre, hay que estar seguro de uno mismo. La base de la seguridad de toda persona reside en el respeto y el amor que recibe de las personas que quiere. Por eso, trata a tu hijo como a la persona más importante del mundo. Dile a menudo:"Nunca dejaré de quererte, hagas lo que hagas", lo que no quita que se le recrimine por su comportamiento negativo.



  • Enséñale autocontrol. Enséñale a acabar lo que empieza, a dilatar la gratificación, a controlar sus impulsos. Para ello, desarrolla con él un vocabulario de sentimientos.Muchos niños se sienten frustrados y agresivos porque no saben expresar sus sentimientos. Lloriquean, se quejan, pegan y desisten de sus intenciones. Escribe en una pizarra todos los adjetivos que muestran enfado o tristeza: enojado, irritado, enfurecido, etc. Cuando tu hijo esté enfadado, úsalas para que pueda identificar sus sentimientos:"Parece que estás realmente furioso; hoy los deberes son más difíciles que otros días ¿verdad?" Esto es suficiente para que se sienta comprendido y haga un esfuerzo "extra".
  • Estimula su aprobación interna. Haz que tu hijo no dependa de tu aprobación sino de su propio reconocimiento. Para ello, cambia los pronombre "yo" por "tu":
    - Incorrecto: Estoy muy orgullosa porque no has caído en la provocación de tu hermano.
    - Correcto: Debes estar muy orgulloso por no haber caído en la provocación de tu hermano.
    Actuando de este modo, conseguirás que se mueva por sus propios objetivos y opiniones, no por lo que piensen los demás de él.
  • Sé modelo de autocontrol para tu hijo. Si estás en una cola y alguien se cuela, si conduciendo te pitan e insultan, si se te ha borrado el trabajo del ordenador o si tu hijote reta a una lucha de poder recuerda que eres modelo de autocontrol para tu hijo. Tenlo en mente y aprovecha las circunstancias del día a día para enseñar autocontrol a tus hijos. La técnica de parar, pensar y actuar ayuda en este sentido.
    Pregúntate si compras impulsivamente, si discutes con demasiada vehemencia, si te dejas llevar por tu estado de ánimo; si te quejas cuando las cosas no salen como deberían, si te niegas a comer lo que no te gusta o si no le das importancia a la puntualidad. Son pequeños detalles que los niños registran en sus mentes y van conformando su personalidad.
  • Habla con tu hijo sobre lo que es autocontrol. Explícale que cuando "se aguantan las ganas" de tomarse el postre antes de cenar, de insultar a un compañero que le ha ofendido o de jugar al ordenador cuando no toca está teniendo autocontrol. Identifica las diferentes situaciones del día en que tu hijo supera la tentación y házselo saber:Marcos te ha dicho en el colegio que hagas una cosa que tu no querías hacer y no la has hecho. Eso es autocontrol. Debes estar muy contento de haberlo conseguido. Acostúmbrate a utilizar la palabra "autocontrol" en tu casa para que aprendan a reconocer en ellos esta cualidad.
    • Dale responsabilidades a tu hijo, además de la de estudiar y sacar buenas notas. Reparte de manera proporcional las tareas del hogar y exige su cumplimiento con la calidad que se merecen. No bajes el tablón de exigencia solo porque tú hijo es pequeño o porque tiene mucho que estudiar. Si tiene capacidad de realizarlas, debe cumplirlas con la máxima calidad.


    • No acudas cada vez que te llama porque no siempre que te llama te necesita. De hecho, tu hijo necesita llorar, equivocarse y rectificar sin tu ayuda. Dale espacio y tiempo para aprender a superar por sí mismo sus problemas.
    • No cedas ante sus caprichos y berrinches. Hay cosas que se pueden explicar y negociarpero hay otras que deben aprender a aceptar sencillamente por el prestigio de lospadres.
    • Quiérelo con detalles, con tu tiempo, con tu presencia, con tu ánimo y con tus palabras pero no evitando que consiga cosas por sí mismo, esforzándose y superándose.
    • Enséñale a enfrentarse a la injusticia. Utiliza para ello las reuniones familiares. En ellas tus hijos se implicarán y podrán defender sus puntos de vista, respetando los de los demás. El objetivo es que, con el tiempo, sean capaces de defender sus principios y actuar en consecuencia.
    • Enséñale deportividad, enséñale a jugar limpio. El deporte es una gran herramienta para fomentar el esfuerzo, la perseverancia y la superación de uno mismo.
    • Establece unas normas claras y sus consecuencias. Asegúrate que todos las conocen y trata de cumplirlas, tú el primero. Un solo consejo: sé consecuente con ellas.
    • Fomenta el sentido del humor. Evita sobredimensionar los problemas con buen humor y alegría. Un padre o una madre divertidos y alegres son tan o más dignos de crédito que aquellos padres huraños y culpabilizadores.
    • Formula y comparte un enunciado familiar que guie vuestro comportamiento: Esta familia hace lo que debe, no solo lo que le apetece

LIMITA LOS LÍMITES

En el extremo de una línea recta encontramos a la mamá permisiva; en el otro, a la mamá autoritaria. La mamá permisiva oye la palabra límite y se le ponen los pelos de punta. A su cabeza acuden imágenes de rabietas, pataletas, enfados, gritos. Tal vez piense que su hijo va a quererla menos, o que incluso va a dejar de quererla. Intenta convencer a su hijo de que acepte su límite, pero si el hijo se resiste, acaba cediendo. La mamá autoritaria comunica a su hijo el límite que ha decidido imponer y espera que lo acepte, tal vez haciendo un “conato de intento” de convencerlo. Pero si el hijo se rebela, impone el límite por decreto ley. Si intentamos movernos un poco más al centro de esa misma línea recta, nos encontramos con la mamá democrática, aquella que todas deberíamos aspirar a ser. Esa mamá establece límites, por supuesto. La clave está en cómo los pone. Hoy te lo enseño.

¿MI HIJO NECESITA LÍMITES?

Creo que a estas alturas nadie, o casi nadie, pone en duda la necesidad de límites. Los niños sin límites no consiguen desarrollar la tolerancia a la frustración. Son niños desconsiderados, que creen que sus necesidades son más importantes que las de los demás, niños con dificultades para relacionarse con sus compañeros. Los límites dan seguridad y estructura. Cuando le pones un límite a tu hijo, le estás protegiendo. Le estás demostrando tu preocupación por su bienestar. La cuestión no es si debes o no poner límites, sino cómo los pones.

¿QUÉ LÍMITES PONGO?

Los límites más importantes son los que:
1) Protegen al niño del daño físico. Por ejemplo, tu hijo pequeño no puede jugar con un cuchillo jamonero imaginando que está practicando esgrima. Estos límites son innegociables, por supuesto.
2) Protegen al niño del daño psicológico. Por ejemplo, ayudas a tu hijo a expresar su enfado con palabras en lugar de pegando o diciendo palabrotas.
3) Protegen los bienes materiales. Por ejemplo, le enseñas a tu hijo a usar el DVD para evitar que te lo destroce.
Otro punto esencial es tener en cuenta la edad de tu hijo a la hora de establecer límites. Así, no es razonable pedirle a un niño de 2 años que tenga su cuarto limpio, o que se esté quieto en la mesa de un restaurante mientras tú haces la sobremesa tan ricamente. Si le pones a tu hijo un límite poco razonable, es muy probable que acabe perdiéndote el respeto porque se da cuenta de la injusticia que has cometido con él.

¿CÓMO PONGO LÍMITES?

  • De forma clara y sencilla. Tu hijo necesita información entendible sobre su comportamiento. Si en un momento dado tu hijo se comporta de forma inaceptable para ti, le dices exactamente qué te molesta. “Me molesta/frustra/enfada cuando tú no quieres vestirte para ir al cole porque vamos a llegar tarde”. En principio, los niños son colaboradores y tu hijo hará cambios para convertir lo inaceptable en aceptable. Si sigue habiendo conflicto, tendrás que recurrir a la resolución de problemas.
  • Cambiando el “No” + imperativo por una frase en positivo. Por ejemplo: “Pinta en el papel, no en la pared”, en lugar de “No pintes en la pared”.
  • Con consistencia. Tu hijo respetará más tus límites si muestras consistencia. No puede ser que un día le riñas porque ha pegado a otro niño, otro día no le digas absolutamente nada, y al siguiente le digas que pegue siempre él primero. Esto da lugar a inseguridad y caos interno. Sin embargo, quiero recalcar que los límites tampoco tienen que ser inflexibles, imperecederos. Los límites se pueden cambiar si las circunstancias cambian. Sobre todo cambian a medida que cambia la edad de tu hijo, por supuesto. Ante todo flexibilidad, que no estamos en el ejército.
  • Haciendo a tu hijo partícipe del proceso. Demuestras confianza en tu hijo si hablas con él de los problemas y le animas a que sugiera límites a su comportamiento. Por ejemplo: ¿A qué hora se tiene que ir tu hijo de 7 años a la cama? Puedes discutirlo con él y decidir juntos. Por ejemplo, a la hora X durante la semana y a la hora Z los fines de semana. De este modo los dos ganáis, ninguno perdéis.
  • Con empatía. Es decir, entendiendo que es muy posible que tu hijo, sobre todo si es muy pequeño, tenga una rabieta cuando le pones un límite razonable. Esto es normal. Pero tú aceptas su enfado y le quieres a pesar de ello. Cuanto más le escuches con empatía, menos rabietas tendrá cuando se encuentre con un límite. Entiendes, te pones en su piel, de por qué quiere lo que quiere y lo quiere ahora, aunque tú no le permitas tenerlo. “Quieres seguir jugando, y es hora de irse a dormir”. “Quieres comer más caramelos, y ya has llegado al límite que hemos pactado”. “Quieres el juguete de tu hermano, y él lo está usando ahora”. Así tu hijo aprende que no siempre puede tener lo que desea, pero a cambio sí tiene el apoyo incondicional de su madre, algo que contribuye de forma determinante a que tu hijo construya una sana autoestima.

LA PRUEBA DEL ALGODÓN

Hazte las siguientes preguntas:
  • ¿Es este límite verdaderamente importante?
  • ¿Es razonable?
  • ¿Es lo bastante claro para que mi hijo lo entienda?
  • ¿Le dice lo que tiene que hacer y lo que no tiene que hacer?
  • ¿Lo aplico de forma consistente?
  • ¿Animo a mi hijo a que establezca sus propios límites?

O SEA QUE…

Limita los límites que le impones a tu hijo, pero sé consistente con aquellos que elijas aplicar. Preocúpate de crear una excelente comunicación con tu hijo, escúchalo con empatía y el resto del camino será mil veces más fácil.
Ahora te toca a ti. ¿Qué dificultades te estás encontrando con los límites? ¿Cómo las has solucionado? ¿Te ha servido este artículo? ¿Qué vas a cambiar a partir de hoy?







    • Libros infantiles y juveniles para alimentar a tus hijos
      A partir de 6 años
      Helena y la amistad
      Autor:Miquel Osset
      Editorial: Proteus
      ISBN: 9788426139542
      Nos encanta la colección Helena para nuestros hijos. Es una de las pocas colecciones que enseñan a nuestros hijos pequeños ética de forma atractiva y motivadora. Sus libros enseñan valores trascendentes a través de la imaginación, de la aventura y la sabiduría. Este libro gira en torno a la amistad y a la filosofía que conlleva. Helena viaja, gracias a un programa de ordenador, a la Antigua Grecia. Conoce a Epicuro y a sus amigos. Allí aprenderá una de las cosas que más determinan la felicidad en la vida. Léelo con tu hijo. Le sacarás mucho partido.


      ¿Dónde está la ranita? Claude Monet

      Autor: Geraldine Elschner
      Editorial: Juventud
      ISBN:9788426139825
      Este libro pertenece a la estupenda colección La Puerta del Arte. Y decimos que es estupenda porque introduce a nuestros hijos, de la mano de la literatura, en la biografía de famosos artistas. En este libro tu hijo descubrirá, a través de una ranita traviesa, la obra del gran pintor Claude Monet: sus paisajes, sus cielos y aguas, sus nenúfares y flores. Dale este libro. Le hará crecer. De esta misma colección, te gustará el libro La gran ola. Katsushika Hokusai 
      El retorno del esqueleto. Bat Pat

      Autor:Roberto Pavanello
      Editorial: Montena
      ISBN: 9788484418573
      Nos gusta recomendarte este libro porque atrapa al lector irremediablemente. Una vez el libro caiga en las manos de tu hijo, se enganchará a sus páginas, al misterio, al descubrimiento, a la sorpresa y a sentir en primera persona las emociones de los protagonistas. El equipo se va de excavaciones arqueológicas y, entre tumba y tumba, ¡por supuesto que encuentra esqueletos! (aunque éste no da miedo). Otro libro divertidísimo de la misma colección es El escritor fantasma 
      Tac, tac,tac, plof
      Autor:Minia Regos
      Editorial: Narval
      ISBN: 9788493998479
      Nos gusta poder recomendarte este libro. Primero por su prosa. Nos parece fantástico proporcionar a nuestros hijos el acceso a un tipo de vocabulario accesible pero selecto. Segundo, por los valores ecológicos que trasmite hacía la naturaleza. Y tercero, por su sensibilidad a flor de letra, por la ternura de su historia, por su imaginación delicada. ¿Os imagináis por qué ha desaparecido la luna y las ostras de la playa pierden sus perlas? ¡Permite que tuhijo lo descubra y se sorprenda!
      25 cuentos para leer en 5 minutos

      Autor:Martín Roca
      Editorial: Beascoa
      ISBN: 9788448831318
      Es el libro perfecto para que los niños practiquen la lectura comprensiva con textos que puedan empezar y acabar sin demasiado esfuerzo, que sean atractivos y que supongan un desafío a su imaginación. La autora versiona cuentos ya conocidos por todos con originalidad y sentido del humor. ¿Por qué el Ratoncito Perez colecciona dientes? ¿De dónde salió la moneda de cobre que encontró la Ratita Presumida
      ¡Deliciosa!
      Autor: Helen Cooper
      Editorial: Juventud
      ISBN: 9788426135506
      Las ilustraciones de este libro son una verdadera obra de arte. Su minuciosidad y su creatividad será una fuente de descubrimiento para tu hijo. Si además le añades una historia divertida y familiar, este libro se convierte en un gran amigo para tu hijo. ¿Qué ocurre cuando Pato (o tu hijo) es quisquilloso con la comida y no quiere comer lo que toca? Deja que tu hijo lo descubra. 
      MakiaVela. Viaje de brujas
      Autor:Moni Pérez
      Editorial: Beascoa
      ISBN: 9788448834913
      Seguimos recomendando esta colección por su capacidad de atracción, porque les introduce en el mundo de la lectura a través de historias divertidas, interesantes y significativas para ellos. Brujas buenas, hechizos equivocados, cambio de personalidad, nubes mágicas. ¡Uhm! ¡Este libro promete! También le gustará a tu hijo el libro Secretos ennubiados
      Pupi en la playa
      Autor:María Menéndez-Ponte
      Editorial: SM
      ISBN: 9788467547955
      Un libro de Pupi no falla nunca. Engancha a los primeros lectores con su ternura, sus aventuras y su fácil identificación. En esta ocasión, Pupi va a la playa por primera vez, dispuesta a pasárselo genial y a participar en todos los juegos que pueda. Aunque en ocasiones se complique un poquito.
      Pesadilla en el tren Chocolate

      Autor:Fina Casalderrey
      Editorial: SM
      ISBN: 9788467541052
      Iria y Lino viajan solos por primera vez. En el tren de Chocolate se encuentran con un señor muuuuy raro, malhumorado, con gafas de sol a pesar de no haber sol y una cabeza cana demasiado grande. Un libro que sorprenderá a tu hijo y le enseñará que hay que mirar más allá de las apariencias. 


      Para otras edades.....


      Libros infalibles para ser mejores padres
      Estos son los mejores. Los libros que realmente te aportarán valor y te ayudarán a mejorar como padre y madre. Solucionarán tus dudas, al menos algunas, y te darán seguridad para mejorar o continuar.


      Por amor a mi familia
      Autor: Eva Bach y Cecilia Martí
      Editorial: Plataforma
      ISBN: 9788415750352
      Este es uno de esos libros que hacen un clic en tu interior. Aprietan un resorte escondido que deja rienda suelta a las emociones reprimidas, a los sentimientos limpios y no tan limpios; a la reflexión sana sobre la relación con tus padres y tus hijos. Es un libro que te ayuda a evaluar la calidad de tu amor, de tu odio, de tu gratitud, de la exigencia hacia tus hijos. También hacía tus padres. Es un libro que abrirá tu corazón a tu familia y te bañará en calma. ¡A nosotros nos ha encantado!



      TDAH. Un nuevo enfoque
      Autor: Marta Castells y Paulino Castells
      Editorial: Península
      ISBN: 9788499421445
      Este libro es realmente un nuevo enfoque sobre el TDAH. Sabe lo que preocupa a los padres y va al grano: cómo prevenirlo, posibles factores de riesgo, tratamientos y evolución. ¿Es posible el déficit de atención por superávit de estimulación cognitiva? ¿Sabes que al respirar ingerimos metales pesados que pueden afectar el comportamiento de tu hijo? El plomo, el mercurio que llevan algunos peces, el aluminio que bebemos o los pesticidas son algunas de las sustancias que debes reconocer para evitarlas a tu hijo, ya tenga TDAH o no. La importancia de dormir y nutrirse bien, evolución en la adolescencia o homeopatía son algunos de los temas que aclararán todas tus dudas y te ayudarán a entenderle y manejar juntos su TDAH. Aunque hayas leído mucho sobre este tema, este libro te sorprenderá. 
      Mapa sentimental
      Autor: Javier Urra
      Editorial: Aguilar
      ISBN: 9788403012929
      Exigimos a nuestros hijos control, que nos escuchen y que acepten las frustraciones de la vida sin embargo no dedicamos tiempo a reflexionar sobre el control en la nuestra propia, sobre nuestras emociones y sobre nuestro diálogo interior. Difícilmente vamos a poder educar a nuestros hijos con equilibrio si vivimos fuera de nosotros mismos, de manera acelerada y epidérmica. Este libro nos enseña a comprometernos con nosotros mismos, a reconocer los sentimientos más íntimos, a escuchar nuestra voz interior, a salir del aturdimiento emocional o a crear cortafuegos emocionales. Agradecerás haberlo leído. Tus hijos también.







      RECOGIDA DE TAPONES


      Desde el Ampa del Colegio Doctor Fleming hemos puesto en marcha una campaña de recogida de tapones para ayudar a Paula.
      Paula tiene seis años, vive en Murcia y padece parálisis cerebral. Necesita un tratamiento para adquirir más movilidad valorado en 23.000 euros, y para conseguirlo necesita 115 toneladas de tapones.
      En el edificio del Colegio de la calle Doctor Fleming nº 2, hemos puesto un contenedor para recoger los tapones, y necesitamos la colaboración de todos para conseguir la mayor cantidad posible.
      El transporte y la entrega de la cantidad que necesita la familia de Paula corre a cargo de la Fundación Seur.
      Vamos a animarnos a ayudar y demostrar que somos un colegio solidario. 
      ¡Trae todos tus tapones!





      Los diez errores más comunes de los padres al hacer los deberes con los hijos

      Aprenda cómo ayudar a los niños a realizar las tareas escolares en casa

      Más allá del debate sobre si los alumnos tienen que hacer o no deberes en casa, lo cierto es que realizar las tareas escolares fuera del horario lectivo es un pilar del sistema educativo en España. Muchos defienden que los deberes refuerzan los aprendizajes de clase, que ayudan a crear hábitos de trabajo, superación y disciplina y que refuerzan la concentración y la memoria. Es una labor y una responsabilidad de los hijos, pero los padres también cumplen un papel: el de vigilar, apoyar y seguir que los chicos cumplan las tareas y resolver sus dudas, pero nunca, nunca hacerles los deberes.
      Los deberes son una responsabilidad asumida por muchas familias.El 80% de los alumnos en Primaria recibe ayuda de sus padres para hacer las tareas escolares y el 45% de los estudiantes en Secundaria, según una encuesta elaborada por TNS Demoscopia. Pero, sin duda, ayudar a los hijos a realizar los deberes puede ser motivo de tensión y conflicto en casa, incluso puede suponer una gran carga, sobre todo, para muchos padres que trabajan y les falta tiempo de dedicación a los hijos.
      Para llevar bien esta gran responsabilidad, es conveniente conocer cuáles son los errores más comunes que cometen los padres a la hora de realizar los deberes con sus hijos y cómo solventarlos. Carmen Guaita, profesora y vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE, explica los fallos más habituales y ofrece las claves para realizar con éxito estas tareas:
      1. Hacer los deberes en cualquier sitio, en la cocina mientras se prepara la cena; en el cuarto de estar mientras otros ven la tele…
      En su lugar: Procurar que el «momento deberes» sea importante para la familia: en un lugar fijo, es mejor si es su propio rincón de estudio. Si no se dispone de él, en un ambiente de silencio y trabajo general en la casa, sin distracciones, sin tele... «Debemos demostrar que nos los tomamos en serio —dice Guaita—. Si mientras los chicos trabajan, papá o mamá leen o también trabajan estaremos mandando un buen mensaje».
      2. Protestar como adultos sobre la cantidad o calidad de los deberes.
      En su lugar: Aceptarla realidad. «Los deberes son los que son y los que tocan. Si vemos que sobrepasan a nuestro hijo, debemos acudir al centro educativo para notificarlo, pero en casa se debe respetar todo lo posible la decisión del profesor. Estamos preparándoles para la vida, y en la vida habrá mucho trabajo y esfuerzo», afirma la profesora.
      3. Hacerlos nosotros.
      En su lugar: Realizar las tareas escolares de los hijos ni aumenta su capacidad de trabajo ni su disciplina, ni les hace aprender nada nuevo. «El sentido común, la gran herramienta que todos los padres tenemos aunque a veces no le hagamos caso, ya nos lo está diciendo».
      4. Entender los deberes solo como nuevos aprendizajes de conocimientos.
      En su lugar: Los deberes escolares son refuerzos para el aprendizaje y, sobre todo, una ocasión para aprender a trabajar de manera autónoma. Los padres pueden explicarles las dudas, pero mucho más razonable es ayudarles a encontrar la respuesta que buscan: en sus propios libros de texto, en internet…
      5. Convertir los deberes en el «momento regañina» de cada día.
      En su lugar: Convertir el tiempo de hacer deberes en un tiempo de paz y tranquilidad. Si el alumno tiene dificultades, puede y debe consultarlas con sus profesores al día siguiente. Es muy perjudicial crear en casa ansiedad ante lo relacionado con la escuela.
      6. No tomar en serio su necesidad de presencia y apoyo.
      En su lugar: Soltar el smartphone y estar disponibles para ellos, mirándoles y escuchándoles cuando así lo requieran.
      7. Imponer un control absoluto.
      En su lugar: «Si quieren que les tomemos la lección, debemos hacerlo. Si les ponemos nerviosos o ellos nos ponen a nosotros, es mejor confiar en su responsabilidad. Y decirles en voz alta que confiamos en ella», dice Guaita.
      8. Evitar el diálogo con los profesores.
      En su lugar: Potenciar el diálogo y la colaboración con los profesores y consultarles si hace falta alguna ayuda suplementaria.
      9. Permitir que afronten las tareas escolares agotados ya de tareas extraescolares.
      En su lugar: Las actividades extraescolares son necesarias pero no pueden ser obsesivas. Los alumnos pueden tener demasiadas modalidades: deporte, idiomas, música, ajedrez… todo a la vez. Es mejor adecuarlas a la personalidad e intereses del hijo y permitir tardes en las que solo haya que jugar en casa y estudiar.
      10. Ser anárquicos.
      En su lugar: Los deberes son, sobre todo, un aprendizaje del trabajo autónomo y la autodisciplina. Para Guaita, «les ayudamos si les animamos a establecer un tiempo mínimo y máximo, siempre a la misma hora, en el mismo sitio, siempre con el móvil apagado. Todo tiene su momento es un gran aprendizaje para un niño pero son sus padres quienes deben mostrárselo. También con el ejemplo».

      Cómo organizar el tiempo de los deberes









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      40 frases motivadoras para nuestros hijos
      Si cada día corregimos 15 veces en negativo a nuestros hijos y les decimos .NO. otras quince, su saldo positivo en el banco de las emociones será nulo. Sin capital, ¿cómo van a aguantar hasta final de mes? Irán tirando, arrastrándose como puedan, hasta sentirse vacíos y sin fuerzas. O al revés, tan insatisfechos que pueden llegar a explotar.